jueves, 23 de julio de 2020

Experiencias cercanas a la muerte (ECM)



Las ECM ocurren cuando algunas personas han estado a punto de morir o han sido declaradas muertas clínicamente pero resucitadas rápidamente.

Ellas afirman que: se sintieron flotar y se vieron a sí mismas a cierta distancia, además del lugar donde estaban y los objetos cercanos a sus cuerpos, oyeron la conversación de la gente alrededor suyo (experiencias extra corpóreas), atravesaron un túnel con una inmensa luz al final donde encontraron algún ser especial, divino o humano como un pariente y sintieron una gran paz.

Las ECM se parecen a las de la pérdida de conciencia por gravedad donde el sujeto, un piloto de avión, experimenta una baja de oxígeno durante un rápido ascenso (o en centrifugadoras)  que hace que su sangre baje del cerebro. Esa baja de oxígeno produce una desinhibición de las células de la corteza visual y así cree un centro visual muy iluminado, y una estimulación del lóbulo parietal, relacionado con las experiencias místicas en pacientes epilépticos, así como euforia.

Además, se sabe que los dolores intensos y paros  cardiorrespiratorios hacen que el cerebro secrete endorfinas o analgésicos naturales.

Toque terapéutico (TT)


El toque terapéutico (TT) es la curación de enfermedades por medio del movimiento de las manos de su practicante sobre el cuerpo del paciente, sin tocarlo. Se supone que le trasmite a éste, una energía vital (no demostrada científicamente) que lo sana o que le reordena la suya.

El TT no es más que el heredero de la antigua imposición de manos practicada por los antiguos curanderos y los actuales milagreros que supuestamente canalizan los espíritus curativos y los practicantes del reiki que creen que canalizan energías curativas del universo.

En 1998, la niña de 11 años Emily Rose demostró estadísticamente en un experimento que los practicantes del TT no fueron capaces de acertar, por encima del azar, a cuál de sus dos manos ella ponía debajo la suya, a través de una pantalla opaca detectando su aura (solo acertaron en un 44%).

El TT tendría, entonces, solo un efecto psicológico y sería un mero placebo, no curando realmente.